El precio de las gemas

El hecho de que el consorcio posea minas propias, junto con los contratos a largo plazo por medio de los cuales se asegura el suministro en exclusiva de las producciones de casi todos los países, hacen que el mercado del diamante sea extraordinariamente estable.

Los precios del diamante de calidad gema se fijan por especialistas con arreglo a cuatro parámetros muy bien definidos, a saber: color, pureza, peso y calidad de talla (mas detalladamente estas características se describen en la hoja específica del diamante de este curso de Gemología).

Muy distinto es el panorama de las piedras de color. En este caso la variabilidad en los precios es muy grande y está poco controlada. Los hechos que influyen en esta imprecisión son los siguientes:


Por una parte, la inexistencia de un mercado único, así como de unas especificaciones del valor de las piedras, en función de sus características físicas comprobables.

No se ha podido desarrollar, por ahora, un método científico eficaz y universalmente compartido, para caracterizar el color de las gemas (leves variaciones en el tono azulado o amarillento de una esmeralda pueden suponer variaciones de precio muy importantes).

Igualmente, influye la moda de los yacimientos de procedencia, que muchas veces son imposibles de comprobar (una esmeralda colombiana, por el mero hecho de serlo, es mucho más cara que otra brasileña de calidad igual).

La diversidad de fuentes de las principales gemas y el minifundismo de muchas de sus explotaciones impiden un control a nivel estatal, con el consiguiente contrabando de gemas y las oportunidades de compras a precios no controlados.

En fin, la dependencia de las producciones de factores políticos, sociológicos y hasta climáticos hacen que el mercado de las gemas de color sea muy inestable y sometido a riesgos.

En resumen y de forma general, puede decirse que el precio del diamante es estable y muy controlado. El precio de las gemas de color más cotizadas y valiosas (rubí, zafiro, esmeralda y ópalo negro), aunque variable, se rige en gran medida por características comprobables (color, transparencia, tamaño, perfección de la talla).

En las demás gemas, a medida que el precio por quilate disminuye, intervienen otros factores menos claros (moda, superstición, protecciones históricas, temor de imitaciones, campañas de publicidad, variaciones en el suministro, nuevos descubrimientos de yacimientos, controles nacionales, etc.).

Las gemas más valiosas, a lo largo de la historia, han sido el diamante, el rubí y la esmeralda, con variaciones en su consideración que las han hecho alternarse en la preferencia de los más poderosos.

El fenómeno de la democratización en el consumo de gemas se ha ido extendiendo desde mediados del siglo XIX y, sobre todo, a partir de la Segunda Guerra Mundial. Antes, las gemas eran bienes excepcionalmente caros, al alcance de unas élites muy restringidas. El consumo masivo ha hecho aumentar la demanda, la producción, y también el precio.